Poesía... eres tú.

Desde entonces, no quedan cisnes en Cadaqués

Desde entonces,
no quedan cisnes en Cadaqués.


Prolongada la mirada
de las cuencas vacías
de sus palabras tejidas,
cosido su cuerpo a
antojo del capricho
de unos versos
que emigran
con el invierno
de sus latidos,
volando sobre el
plumaje de la
arena coagulada,
intransigente,
colorada,
despierta en el
inconsciente de
la noche o en el reflejo
de un acero  ácido y
sagrado y débil.

Con los labios en la
miel preguntándole
al silencio que cuándo va
a callar,
y recorriendo el iris
de los colores
con el soliloquio
de respiraciones
y murmullos sonrojados.

Sabe que está atravesado
por la nada, o
que es él quien la atraviesa,
y balbucea la costura
de lana de una de las
canciones olvidadas
cuyas cadenas penetrantes
esbozan la sonrisa fugaz
de los otros espejos,
el paraguas de llantos,
el consuelo del cielo.

Desde entonces,
no quedan cisnes en Cadaqués.


Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis