Poesía... eres tú.

El día que estuve enamorado de ti

Amanecer o, mirarte bien en la mañana

 

 

Abro las fabricas de legañas

Sonrío al verte en el suelo

Con mi saliva hasta en las pestañas

y mis ganas de tenerte enredadas en el pelo

 

Voy a desayunarme tu piel a tiras

espolvoreándola con tu brillo de hada

Que canalla que fue la Luna

que nos gastó anoche la mermelada

 

Nuestros pies han cogido a las desertoras

fugitivas sabanas de la batalla

Lucharon demasiadas horas

entre el fuego y los mordiscos de la cama.

 

No me mires con esa cara de Loba,

no quieras que me encienda esa mirada

Que te clavo las fauces en el cuello

y llenamos de cachorros la manada

 

Mediodía o, tus ojos en mi espalda

 

Nos envuelve el calor de la alegría

Señalan los ojos del parque

No se si por nuestras manos cosidas

o por lamernos con tanto arte

 

Sangrando hormonas a raudales

por tus ojos que se clavan

en mi cara de estar contando los lunares

del sueño de tu espalda arqueada

 

El sol vigila desde arriba

este pútrido basurero.

Un choque de miradas perdidas

y huele a Edén entre tus besos

 

Píntate una diana en el pecho

te lanzo palabras de amor a cañonazos

que si no las rompe tu cuerpo

vas a pasarte una vida en mis brazos

 

Tarde o, conocer a tus padres

 

Se lo que piensas

Me lo dicen tus labios de cereza

lo chillan eso, que llamas tu ojos,

Y yo, caramelos de menta

 

Me cuentan que podrías pasarte la tarde

lamiendo monotonía de mis labios

como todas las tardes de Noviembre

como todos los Noviembres del año

 

Nos arropan las hojas de otoño

calentando este otoño de amor bajo la manta

tapando los pétalos de pasión marchita

rompiendo el cronómetro a la nada

 

Pero el Sol baja ya, querida,

y romper el reloj no lo para

la cuenta hacia la noche dolida

cae como futuras lagrimas desesperadas

 

Noche o, los cristales bajo tu ventana

 

Aquí esta de nuevo la pasión

arde la sangre, a la sangre llama

pasión para gritarte

para tirarte reproches a la cara

 

No digas que ya no me quieres

que la tuya no es ya mi cama

no rompas el nosotros en cenizas

ardiente zorra descontrolada

 

¡Llamame por mi nombre!

¡Ese que tanto dibujabas!

¡Hipócrita, sal de mi vida!

¡Vete donde pueda convertirte en nada!

 

Dejame lamer mi herida

No lo esperes, no voy a bajar la cara

No seras ni un recuerdo sin vida

saca de mi cajón tus bragas

 

Madrugada o, saltar seria demasiado fácil

 

Y no ha quedado nada en los cajones

Ni amor ni calcetines

Para joder mi vida echo cojones,

para ser un cobarde que se ahoga entre cojines

 

Las estrellas me miran llorosas

El teléfono me llama culpable

La cerveza escupe en el hueco de sus cosas

Las manos gimen palpitantes

 

Tengo su nombre tatuado en la mente

futuros de amor con tinta imborrable

Tengo un cartel de idiota en la frente

y una cara de ir a morir sin nadie

 

Sabor a Orfidal en la boca

que no recuerda ya la cereza

amaneceré otra vez sin ropa,

con legañas, pero sin ella.


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