Poesía... eres tú.

La quiebra de la debilidad

El asfalto de lo extinto,
de los hilos de voz
marchitos,
de la comisura desmesurada
de nuestras palabras,
del estrago de
nuestras cuerdas vocales.

El esperpento cegado
por el balcón de luces;
el metrónomo marca impávido
las cenizas y los suspiros
y escuchan los ladrillos diformes.

Las manos enlazadas,
los dedos temblando
tras un horizonte agarrotado,
senil y despótico:
el amanecer desaliñado
entre el vuelo de los
seres extraños,
una espiral de lo constante.

Las alas de los velos,
la ropa de la noche
esparcida,
las baldosas sublevadas
a las miradas perdidas,
los cipreses como escarpias
a ras de cielo,
las historias incompletas
entre los versos perdidos,
la magia de lo real,
tránsfuga de los resquicios.

La escena yerma,
inoculada en el olvido
traspasada entre ventanas;
los cajones del cuerpo abiertos,
desordenados y efímeros:
opacos.

El Todo incierto,
naufrago de lo fecundo;
las manos arrugadas de la
pintura de nuestra piel,
las palabras desahuciadas.

La quiebra de la debilidad:
un último beso.


Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis